Saludos hermanos. Hoy trataremos un tema de gran relevancia para nosotros, tanto como la tiene el tomar la Santa Cena, el ayuno, entre otros. Nuevamente se trata de un tema que suele causar confusión entre los creyentes, y nuestra intención es explicarles con bases bíblicas lo que es el bautismo y como debemos asumirlo.
Es un tema que muchas veces se maneja de manera incorrecta por el desconocimiento de dicha práctica. Aunque en ocasiones se trata simplemente de una mala interpretación del tema. Para poder tomar el tema con responsabilidad, es necesario que conozcamos el origen del termino y de la práctica. Desde una perspectiva global para poder diferenciar nuestro bautismo del que se practica en religiones.
Definición de Bautismo
La palabra bautismo proviene del griego baptízein (βαπτίζειν), cuyo significado es «sumergir», aunque sabemos que en lo que quedaba de Israel (Judá), se hablaba el hebreo. Pero igualmente el termino hace referencia a la acción de sumergir algo o a alguien en algún liquido. En este sentido, el bautimo se refiere al acto de sumergir a una persona en agua.
Se trata de un ritual de la fe cristiana, en el que al sumergir a una persona en agua, representa que sus pecados están siendo lavados. De modo que la persona que es bautizada, es renovada y tiene un nuevo comienzo en su vida. Se trata de uno de los principales rituales de los practicantes de la fe cristiana.
Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Mateo 3:11, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Orígenes del Bautismo
Tiene sus orígenes con Juan el Bautista, el cual tuvo un ministerio que rompió en su momento con todos los protocolos que estaban establecidos dentro del sacerdocio en Israel. Para el momento histórico que vivía Israel al momento en que Juan manifiesta su ministerio, el sacerdocio se había perdido. La tribu de Leví no ejercia el sacerdocio del templo y la corrupción del mismo había llegado a los extremos.
La expiación de pecados se había comercializado (Mateo 21:12-13), por lo que los sacrificios no representaban arrepentimiento, sino una simple formalidad. De igual manera, al estar en manos corruptas, se veía limitada a las clases pudientes, que pudieran costear sus servicios, al igual que ocurría con la enseñanza.
El bautismo de Juan, representa el inicio de lo que sería el nuevo Pacto, el cual le habría las puertas a cualquiera que se sintiera arrepentido por sus pecados, y buscara expiación. A su vez demostraba, no solo que el hombre podía perdonar pecados, sino que no requería la estructura del templo. Para las personas, contar con la posibilidad de expiar sus pecados, les permitía acercarse más a Dios.
Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Mateo 21:12-13, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
El Bautismo y Arrepentimiento
El bautismo se trata de un acto simbólico, que no tiene ningún valor en sí mismo, ya que lo que le da significación es el arrepentirse de los pecados cometidos. Una persona puede ser sumergida en agua en un ritual, pero si no existe arrepentimiento de corazón, ningún pecado es perdonado. No se trata de que nosotros como individuos debamos juzgar a la persona que se quiere bautizar, esa autoridad sólo la tiene Dios. Pero si una persona es bautizada sin tener una fe verdadera, habrá perdido su tiempo.
Asi como el bautismo no tiene validez por si sólo, el citar alguna frase es algo vacío si la persona bautizada no la cree. El bautizarse representa la convicción del creyente, de que Dios le da la oportunidad de empezar una vida diferente y el compromiso de asumirla. Quiero hacer de nuevo la observación de que no está en nosotros el poder juzgar a nadie. Es un compromiso individual del creyente para con Dios.
Por eso Juan deja claro, que el bautismo en agua es una ceremonia de arrepentimiento y perdón de pecados (Mateo 3:11). Se trata del inicio de una nueva vida, por lo que un cristiano que se arrepiente, esta dando inicio a una nueva vida, enderezando su camino y dando paso a la manifestación de Dios en su vida.
Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.
Isaías 40:3-5, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Requisistos para El Bautismo
Podemos ver que Juan bautizaba a todos, sin hacer acepción de personas (como debe ser), ya que el juzgar a otros no es nuestra función. Si alguien hace una confesión de fe sincera o no, lo saben solo Dios y esa persona. Por eso vemos como Juan bautizaba aún a los fariseos y saduceos, y no les impedía el ser bautizados. Ya que aunque no fuera cierta su fe, cada quien rendirá cuentas al final por lo que hace.
Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
Mateo 3:7-9, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
También podemos apreciar en el caso del Apóstol Felipe, cuando bautizó al eunuco (Hechos 8:35-38). No se detuvo para evaluar sus acciones durante algún tiempo, como erradamente hacen algunos religiosos. Tampoco le adhirió una lista de requisitos y formularios que debía llenar, como también erradamente hacen otros. Constantemente, nuestras obras dan testimonio de nosotros, pero nuestro testimonio aunque es apreciado por los hombres, realmente es para Dios.
El eunuco declara creer de todo corazón, pero Felipe no está al tanto de saber si su confesión es sincera. Nuestro llamado, tal y como el de Felipe, es el de evangelizar a quien no conozca de Dios, sin discriminación alguna (Hechos 10:34-35). Y asi podemos hacer conscientes a las personas, de lo que es el nuevo pacto y lo que representa, para que puedan decidir con certeza, el asumir el compromiso del arrepentimiento y de una nueva vida.
Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.
Hechos 8:35-38, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Bases bíblicas para El Bautismo
Si bien el bautismo es una ceremonia simbólica, nuestro llamado es a realizarlo. No porque el ritual en sí sea requisito para la salvación, sino porque es indispensable que sepamos lo que representa nacer de nuevo. Debemos ser conscientes en cierto punto de nuestras vidas, que somos pecadores, que no podemos dejar de pecar, pero que tenemos una alternativa para alcanzar la salvación y es a través del Cordero.
Al igual que La Santa Cena, no es un requisito para ser salvos, el creyente debe ser consciente de lo que es vivir una vida dedicada al servicio de Dios. Por ende todo cristiano está obligado a desarrollarse espiritualmente para alcanzar la mayor comunión posible con Dios, y así enseñar a otros. Cuando nuestro Señor nos encomienda hacer discipulos y bautizarlos, no es meramente un ritual de sumergir en agua. Se trata de enseñar lo que representa vivir una vida al servicio de Dios.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Mateo 28:19-20, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Nuestro Señor nos encomienda a vivir según como nos enseñó, y que además enseñemos a nuestros discipulos a hacer lo mismo. Eso es hacer menguar al viejo hombre, para que Dios crezca en nosotros. Bautizarnos representa morir el viejo hombre y resucitar como uno nuevo, es un acto representativo que está afirmado en nosotros desde el momento en el que creemos de corazón y decidimos asumir (Romanos 6:3-11)
Se puede bautizar a los niños?
El bautismo es una acción de arrepentimiento, lo que implica que una persona que se bautice, sea consciente de sus pecados y que manifieste arrepentimiento. En tal sentido, no se puede bautizar a alguien que no es capaz de discernir si sus acciones han sido buenas o malas. Los niños son individuos que desconocen la profundidad de sus acciones.
A diferencia de un adulto ignorante, los niños son inocentes de su ignorancia. Aún cuando hagan daño, son incapaces de comprenderlo con certeza. Cuando se avanza en edad, es cuando la madurez nos permite ser conscientes de las conseciencias de nuestras acciones, por lo que allí es cuando podemos asumir responsabilidad. Ningún niño puede asumir el compromiso de un estilo de vida, ya que durante su infancia es orientado por los adultos.
En agua o en Espíritu
Juan nos presentó el bautismo para expiación de nuestros pecados. Se trata de una ceremonia que se fundamenta en el arrepentimiento de nuestros pecados. Si bien es simbolico, representa nuestro deseo de querer limpiar nuestros pecados para ser nuevas criaturas. Pero aunque podemos conseguir la expiación de pecados, aún faltaba el camino a la salvación, el cual recibimos por la Gracia (Mateo 3:11).
Posteriormente podemos ver como el abre paso al Señor, entregándole su servicio, sus discípulos y dándole toda gloria y honra. Ya que el sacrificio del Señor no sólo nos purificó, sino que nos otorgó el privilegio de ser llamados hijos de Dios. Porque donde hay remisión de pecados, ya no es necesaria más la ofrenda de expiación.
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. 15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:
Hebreos 10:14-18, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
16 Este es el pacto que haré con ellos
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en sus corazones,
Y en sus mentes las escribiré,
17 añade:
Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
18 Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado.
El bautismo que ofrece nuestro Señor, no sólo trae remisión de pecados, sino que además otorga salvación y al Espiritu Santo. De ese modo, recibimos una bendición completa, lo que claramente evidencia un don superior. Podemos además comprobarlo bíblicamente con el caso de Apolos de Alejandría, el cual había creído en Yeshúa (Jesús), pero había recibido el bautismo de Juan.
Podemos ver como predicaba y enseñaba que Yeshúa (Jesús) es El Señor, y que con las escrituras demostraba su fé. Fue llevado por Aquila y Priscila con ellos, y le explicaron las bases del evangelio (Hechos 18:24-26). Y que al llegar Pablo a Efeso, varios discípulos le dijeron que no habían oído hablar del Espíritu Santo, y que habían sido bautizados por Juan, Pablo los bautizó en el nombre de Yeshúa (Jesús). Allí recibieron El Espíritu Santo por imposición de manos y comenzaron a hablar en lenguas y a profetizar.
Una renovación completa
Tener los mandamientos de Dios en nuestra mente y corazón, es ser consciente en todo momento de nuestra naturaleza pecadora y nuestra dependencia absoluta de la misericordia de Dios. No podemos ser una nueva criatura si no somos conscientes de que cometemos pecados constantemente y de que necesitamos arrepentirnos.
23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
Romanos 3:23-25, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Eso nos permite poner nuestros pies sobre la tierra, y entender que no hay manera en que logremos dejar de pecar, por lo que dependemos de la Gracia de Dios. Nuestra justicia no tiene ningún valor, por lo que debemos procurar seguir los pasos de Yeshúa para ser salvos. Cuando asumimos la realidad, podemos tener un cambio real en nuestras vidas, eso significa que morirá el viejo hombre y seremos nuevas criaturas.
El bautismo en agua es una ceremonia simbólica que representa lo que creemos, más no es un acto que otorga salvación. Si queremos ser salvos, debemos nacer de nuevo.
