Que es la Santa Cena?

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Saludos una vez más hermanos, les damos la bienvenida nuevamente a nuestro blog. Hoy hablaremos de lo que es por definición La Santa Cena, y explicaremos cual es su significado espiritual. La idea es aclarar muchas dudas de interpretación sobre ella, que han asumido algunas corrientes doctrinales. De igual manera, si no te han explicado sobre el tema, aquí te lo traemos.

Se trata de una práctica que se lleva a cabo dentro de las congregaciones cristianas, y que como acto ceremonial, involucra a las personas que comparten dicha fe. Para tener claridad sobre el tema, hay que definir el origen de los terminos y poder comprender cual es la naturaleza de la misma. La Pascua o celebración de dicha cena, tiene origenes más antiguos que la venida de nuestro Señor.

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Orígenes de la Santa Cena

Pudieramos llegar a creer, que la institución de la Santa Cena, es un ritual ceremonial que fue instituído por nuestro Señor, como una práctica nueva para la época, pero no es así. Lo que nuestro Señor hizo realmente, fue darle un nuevo significado a una práctica que ya había sido instruída por Dios, en tiempos en los que rescataba a Israel de Egipto.

Se trataba de una ceremonia en la que se debía sacrificar a un cordero sin defecto, para utilizar su sangre sobre el marco de la puerta de cada vivienda. Ello sería una señal de que esa casa sería librada de la muerte, que venía como consecuencia de pecado sobre la nación egipcia. Al pasar el espiritu de muerte por la región, evitaría las casas donde viera la señal.

También debían comer pan sin levadura durante siete días, en señal de que se estaban desprendiendo de las prácticas de los egipcios y sus doctrinas. Demostrando que de Egipto los estaba rescatando y que las consecuencias de sus pecados allí, los limpiaban con un sacrificio. Y que a partir de allí, todo quedaría en el pasado y serían llevados a la tierra que le prometió Dios a sus padres.


Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Esta es la ordenanza de la pascua; ningún extraño comerá de ella. 44 Mas todo siervo humano comprado por dinero comerá de ella, después que lo hubieres circuncidado. 45 El extranjero y el jornalero no comerán de ella. 46 Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne fuera de ella, ni quebraréis hueso suyo.

Éxodo 12:43-46, Reina-Valera 1960 (RVR1960)

La Fiesta de Los Panes sin Levadura

Desde el momento en el que el pueblo es liberado de la esclavitud en Egipto, cumpliendo con las instrucciones de las fiestas solemnes, practicó la pascua. Pero la pascua tenía la finalidad de que el pueblo entendiera que habían sido liberados del pecado y de sus consecuencias. También debían instruir a sus hijos al respecto, para que siempre lo tuvieran presente.

Todos conocemos como resulta la história del pueblo de Israel, y que a pesar de que cumplían con la ceremonia de celebración de la pascua, se olvidaron de Dios. Perdieron la orientación de sus vidas, cada quien haciendo como quería y no como a Dios le agradaba. Al no apartarse de las religiones y de malas prácticas, el comer pan sin levadura no tiene ningún valor simbolico, tal como lo indica el Profeta Oseas.


No harán libaciones a Jehová, ni sus sacrificios le serán gratos; como pan de enlutados les serán a ellos; todos los que coman de él serán inmundos. Será, pues, el pan de ellos para sí mismos; ese pan no entrará en la casa de Jehová.

Oseas 9:4, Reina-Valera 1960 (RVR1960)

En el momento en que se manifiesta como hombre nuestro Señor, viene para renovar el pacto, ya que habíamos sido hallados indignos ante Dios. Aunque se practicaban aún las fiestas solemnes, no tenían ningún valor, asi como el sacrificio, porque todo se había corrompido. El pueblo ya no era capaz de entender el significado de cada cosa, por haberse distanciado tanto de Dios.

La Nueva Santa Cena

En el nuevo Pacto, se modificaría la esencia de la Santa Cena, cambiando tanto su amplitud como su práctica. Se trata de una ceremonia que ya no involucra solamente al pueblo hebreo, sino a cualquiera que acepte al Señor como su Salvador y decida entregarle su vida. Pero aunque se han modificado los requisitos, los sigue habiendo y te los explicamos a continuación.

La Circuncición

Antiguamente, si querías participar de las fiestas solemnes, debías unirte al pueblo de Israel y morar con ellos, así te apegarías a las practicas encomendadas por Dios. Demostrando que querías ser parte del pueblo escogido, y poder así recibir sus bendiciones. Por tanto debía todo varon circuncidarse y asumir tanto hombres como mujeres, la Ley de Dios como estatuto normativo de vida.

La circuncición no fue abolida, sino más bien expresada de una forma diferente, para que puedieramos entender su naturaleza. Ahora nuestro Señor nos manda a circuncidar nuestros corazones, demostrando así, que asumimos el servicio a Dios de corazón. No es que antes no debía ser así, sino que físicamente tendríamos una señal que nos hiciera recordar nuestra consagración.

Ahora tenemos una señal espiritual, y es el hecho de que creemos de corazón en el sacrificio que nuestro Señor hizo por nosotros. Hemos decidido cambiar nuestras vidas, y asumimos el desafío de vivir bajo la cobertura de Dios a su servicio. No significa que ahora somos perfectos, sino que reconocemos que somos pecadores, no para jactarnos de ello, sino para admitir nuestros errores y querer corregirlos.


Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. 26 Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? 27 Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. 28 Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

Romanos 2:25-29, Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Ser Digno de Tomar la Santa Cena

Aquí entramos en un tema muy debatido, y es que se nos ha enseñado que debemos tomar la cena dignamente para evitar que caiga juicio sobre nosotros mismos. Pero al mal interpretar las ordenanzas bíblicas, muchas veces nuestros hermanos incurren en el error de querer juzgar el comportamiento de otros. Debemos tener en claro que no somos llamados para juzgar a nadie.

La palabra dice claramente que debemos tener comunión con Dios, y no sólo para efecto de tomar la Santa Cena, sino en todo tiempo. Pero refiriendonos al tema de la Cena, cuando una persona participa en ella, debe antes examinar su condición espiritual (1 Corintios 11:27-32). Y ello se refiere a que una persona que no ha creído en el sacrificio del cordero, puede traer consecuencias negativas sobre su vida.


De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. 30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. 31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

1 Corintios 11:27-32, Reina-Valera 1960 (RVR1960)

De igual manera, una persona que está en la Fe, podría tomar la cena sin haber discernido lo que representa el sacrificio del Señor. Osea que no ha comprendido del todo las implicaciones de nuestra Fe, pero que aún así ha creido. Y traerá para sí mismo castigo para no recibir condenación, como lo explica Pablo en el versículo 32.

Pablo no Condena ni Juzga

El Apóstol Pablo sabia bien que no nos fue dada autoridad para juzgar a nadie, por lo cual tampoco él lo hacia. Cuando leemos desde el versículo 17, podemos notar que aunque la conducta de los hermanos no es la adecuada para tomar la cena, él no los juzga. Simplemente dice que no los alaba, pero aunque ve el error no se toma atribuciones que no le corresponden.

Y en el versículo 19 les hace la acotación de que, es necesaria la diferencia de opiniones para que se manifiesten los que son aprobados. Pero no se toma para sí la facultad de aprobar o rechazar a nadie, ya que nuestro Padre es quien pesa los corazones y determina quienes son dignos de su presencia. No asumamos nosotros, facultades que no nos competen, creyendo que podemos decidir quien es digno y quien no. Esa decisión, tal como la Fe, es individual.


Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor. 18 Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo. 19 Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.

1 Corintios 11:17-19, Reina-Valera 1960 (RVR1960)

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Estar Bautizados

Lo que nuestro Señor nos ha mandado no quedó en el aire, ni lo dejó a criterio de lo que cada quien crea conveniente. En ningún momento nuestro Señor nos puso como requisitos el estar bautizados para tomar la cena. Algunas personas establecen doctrinas religiosas a partir de suposiciones, y de ese modo comienzan a difundir enseñanzas.

Las escrituras dejan claro que la última pascua en la que participó con los Apóstoles, les encomendó hacer la cena en su memoria. Pero no les entregó algún filtro o requisito para participar de ella. De hecho vemos allí a Judas entre los doce, por lo que podemos comprender lo que enseña Pablo sobre tomarla indignamente.


De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. 21 Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. 22 A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!

Lucas 22:20-22, Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Nuestro Señor había invitado a todos, pero no todos creían en él. El libre albedrío es algo que nuestro Padre nos otorgó y que no nos va a quitar. Dios no va a influir en nuestras decisiones, pero para los que creemos en Él, recibiremos el bautismo del Espiritu Santo. Las escrituras no nos revelan si los doce fueron bautizados en agua, pero de ser asi incluso Judas lo habría hecho sin haber creído.

El Sacrificio del Cordero

Existen muchas similitudes entre la fiesta de los panes sin levadura y la Santa Cena, ya que ambas se tratan de conmemorar un cambio. Antiguamente el pueblo sacrificaría un cordero perfecto para justificar sus pecados, por lo que la sangre debia cubrir el marco de la puerta. Las consecuencias de las malas acciones cobrarían una víctima, que serviría como expiación para la familia.

Ahora la víctima que sirve de expiación para todos los pecados de la humanidad, sería nuestro Señor Yeshúa (Jesús). Y toda persona que lo acepte como su Señor y Salvador, puede recibir su Gracia para vida eterna. Al igual que en la pascua de Los Panes sin Levadura, la Santa Cena tiene significado en cada aspecto, tanto en el comer el pan como al beber el vino.

El Cuerpo y El Pan

Nuestro Señor nos manda a realizar la cena en memoria de su sacrificio, y al partir el pan dice «Este es mi cuerpo, que por vosotros es dado». En la pascua de los panes sin levadura, se comía la carne del cordero y panes sin levadura. Y nuestro Señor nos ofreció una manera de vivir, la cual Él mismo llevo a cabo entre nosotros, cuyas prácticas son nuestro evangelio y forma de vida.

No abolió la Ley, sino que nos otorgó en su ejemplo la amnera en la que debemos vivir. Por tal motivo, tomar su cuerpo «dignamente», se refiere a creer que vivir como Él, es el camino que debemos seguir. Nos advirtió de la levadura, y nos enseño que se refería a religiones y mandamientos de hombres (Mateo 16:5-12). Por tanto, comer su carne significa hacernos parte de su cuerpo, reconociendo que su vida ahora determina la nuestra.


Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. 13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

1 Corintios 12:12-13, Reina-Valera 1960 (RVR1960)

La manera de vivir en comunión con nuestro Señor, es cada día renunciando a nosotros mismos, y ser parte de su cuerpo. Sólo de ese modo, viviremos con el mismo Espiritu, y seremos dignos de celebrar su sacrificio. Es así como nos purificamos para ser parte de su cuerpo, siguiendo sus enseñanzas, sin levaduras extrañas.

La Sangre y El Vino

Tal como la sangre en la puerta, cada fiesta de los panes sin levadura, la sangre derramada por nuestro Señor, viene a librarnos del adversario y de la muerte. Tomar el vino conmemorando su sangre, nos hace participes de su sacrificio. Tomar su carne nos permite guiarnos por el camino correcto, pero igualmente cometeremos errores.

La paga del pecado es muerte, pero su sangre nos limpia de todo pecado. Reconocer que por mis pecados el llevó las consecuencias me permite alcanzar su gracia. Ya que su sacrificio lo hizo para librar a los pecadores que se arrepientan, y no para el mundo como muchos creen. Reconocer que siendo perfecto, se tuvo que sacrificar por mí, es admitir que tengo muchos pecados y que la salvación no la puedo alcanzar fuera de Él.


y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

Apocalipsis 5:9-10, Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Tomar el pan en la Santa Cena significa hacer memoria de su vida y de sus enseñanzas. Es una celebración que se repite en cada segundo de nuestras vidas, pero que manifestamos en la pascua. Y tomar el vino es celebrar su sacrificio, celebrando que así llegó la salvación a nuestras vidas. Honremos su vida y sacrificio en todo momento, y que sea de testimonio para los que aún no han creido.

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