Servir a Dios es el objetivo de todo creyente, y casi siempre lo asociamos a actividades religiosas dentro de un local. Pero aunque existen diferentes formas de agradar a Dios, todas están vinculadas con el servir al prójimo.
No existe una manera de agradar a nuestro señor estando aislados de la sociedad. De hecho, la gran comisión consiste en la restauración de otras personas para que puedan asumir ellos también el servicio a Dios restaurando a otros.
Esto sería un ciclo indetenible si lo asumiéramos como se nos mando, pero nosotros mismos hemos levantado murallas que nos impiden cumplir el Propósito de Dios. Una de esas murallas la vamos a derribar aquí, y se trata de la creencia de que nuestro prójimo está representado por nuestros familiares y amigos.