Saludos una vez más hermanos. En ésta ocasión hablaremos sobre el limite de la fe. Y es que por extraño que parezca, la fe tiene sus limites, ya que como se trata de un Don Espiritual, se manifiesta a través de nosotros. Todos tenemos en claro que somos seres imperfectos, en busca de un constante desarrollo para ser agradables ante los ojos de Dios.
Cuando hablamos de Dones, sabemos que son cualidades que recibimos de parte de Dios, y que se manifiestan de acuerdo a nuestra entrega de servicio. Como bien los dice Santiago 2:17, nuestras obras evidencian nuestra Fe, y por lo tanto del tamaño de nuestras obras es nuestra Fe. Pero que ocurre cuando digo creer (tener Fe), y mis obras no lo demuestran? En ese caso no existe concordancia entre lo que digo o pienso, y lo que hago.
Ese fenómeno que ocurre cuando no se corresponde el pensamiento con la realidad, tiene por nombre «disonancia cognitiva». Se trata de una incomodidad que sentimos, cuando percibimos que las cosas no andan bien. Pero que tiene eso que ver con el limite de la fe? Vamos primeramente a definir dichos términos para poder relacionarlo.
Qué Significa Disonancia?
La real academia española, define como disonancia a un sonido desagradable, que cambia la armonia de un ritmo musical. También lo describe como la falta de proporcion o conformidad que debe tener algo. Básicamente una disonancia, seria algo que cambia drásticamente algo, produciendo un efecto de desagrado en quienes perciben el fenómeno.
Que son Cogniciones?
La palabra Cognición viene del latín «Cognitio«, la cual es una palabra compuesta. Está integrada de las palabras «Con«, que significa «Todo» o «Junto«, y la palabra «Gnōscō» o «Gnōscere«, que significa «Tener Noción» o «Saber«.
Por lo tanto la Cognición, es la capacidad que poseen los seres vivos de registrar o almacenar la información que perciben de su entorno. El uso de dicha capacidad involucra el uso de facultades mentales como el razonamiento, la atención, la memoria, toma de decisiones y el aprendizaje.
En palabras más sencillas, las cogniciones para los seres humanos, son las apreciaciones que recibimos de nuestro entorno. La información que obtenemos de lo que vemos, oímos, olfateamos, degustamos o sentimos. Todo lo que hemos aprendido en nuestras vidas, es información que llegó a nuestras mentes a través de nuestros sensores.
Qué es la Disonancia Cognitiva?
Una disonancia cognitiva se produce en un individuo, que ve confrontados sus pensamientos y sus conductas. Se trata por ejemplo, que nos encontramos haciendo o diciendo algo, que va contrario a lo que creemos y nos damos cuenta de ello. Esa situación comienza a darnos una sensación de incomodidad que va por etapas emocionales, pudiendonos causar molestia, enojo, confusión, depresión o incluso ira.
Un ejemplo de la disonancia cognitiva en una situación, pudiera ser por ejemplo, cuando nos oponemos al uso de la violencia, y nos vemos obligados a usarla contra alguien para salvar a un tercero. Esa situación puede generar contradicciones ideológicas, ya que para aliviar la tensión, comenzamos a buscar excusas que justifiquen nuestro comportamiento. En ese caso podriamos terminar decidiendo, que era necesaria nuestra acción violenta, porque asi salvamos a alguien.
Así «resolvemos» inconsientemente el malestar que sentíamos, pero a costa del autoengaño. Aunque parezca extremo el ejemplo, las disonancias cognitivas nos ocurren constantemente. Y las resolvemos excusando nuestro comportamiento, al termino que así determinamos nuestra personalidad. Es por esa razón, que existen personas que tienen malos hábitos como robar, y que se ven aceptados en grupos sociales por tener «justificación. Así regularmente ocurre con los grupos que «roban por necesidad».
Disonancia Cognitiva y La Fe
Dentro de la fe también podemos encontar situaciones similares con mucha frecuencia. La palabra dice que son bienaventurados los que no ven y creen (Juan 20:29), y tambien sabemos que la fe viene del oir (Romanos 10:17). Pero cuando no tenemos certeza de las cosas que creemos, por no tener la certeza de las cosas, viene la duda y se siembra en nosotros. En ese momento conocemos el limite de la fe para nosotros.
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
En ocasiones nuestra vida diaria nos presenta situaciones que no sabemos como manejar, y que confrontan nuestra fe. Pero todo proviene frecuentemente de nuestra ignorancia de los temas bíblicos, que nos impide tomar decisiones acertadas para adoptar un comportamiento. A pesar de que nuestra vida puede ser orientada completamente, por el propósito de Dios, regularmente tomamos decisiones en base a nuestro criterio.
El autoengaño se hace presente en nuestras vidas, y más aun cuando el ego tiene poder sobre nosotros. De allí proviene la religión, que impone doctrinas de pensamientos humanos, que dictan costumbres como mandamientos. Poco a poco comenzamos a desviarnos del camino de Dios, y hacemos una mezcla de cosas que agradan a Dios, y otras que nos agradan a nosotros mismos. Determinamos costumbres que impiden nuestro desarrollo espiritual, y que demarcan el limite de la fe en nosotros.
Defendiendo Nuestra Fe
Cada día, nos vemos expuestos a circunstancias en las que debemos confrontarnos nuestras creencias, con situaciones cotidianas. Por ejemplo, hay momentos en el que se nos pregunta, «porque Dios permite que niños mueran?«, «porque Dios permitía la esclavitud?«, «porque Dios mandaba a matar incluso a los niños de algunas naciones?«. Ese tipo de preguntas no pueden ser respondidas, si no tenemos conocimiento del tema.
Las situaciones que regularmente pueden ser asumidas como «injustas» tienen una respuesta, pero al no tenerlas, nuestra fe se puede ver cuestionada por otros. Incluso puede que lleguemos a sentir dudas sobre lo que creemos, pero al sentir la disonancia cognitiva, ocurrirá el autoengaño que generará respuestas como excusas. Nuestro Dios no necesita excusas de nada, sin embargo, todo lo que ha hecho y hará tiene una razón que podemos conocer.
Eso nos imposibilita el evangelizar a algunas personas, y restringe nuestras capacidades al ejercer el servicio. También cuando nuestra fe es baja, el adversario aprovechará para debilitarnos más, incluso al punto de apartarnos de la fe. De cualquier modo, estaremos neutralizados, incapaces de exteriorizar le que creemos, por la incomodidad que sentiremos si debemos defender nuestra fe.
Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. 14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. 15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? 16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.
Hechos 19:13-16, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
La Duda es El Limite de la Fe
No solamente ocurre que debemos defender nuestras creencias ante otras personas. También debemos enfrentar situaciones, en las que sentimos una confrontación entre lo que creemos y lo que percibimos en la sociedad. Por ejemplo podemos sentir encertidumbre al enseñar que la fe puede sanar enfermedades y apreciar que nosotros no podemos hacerlo.
Y es que cuando llevamos una vida completa, de recibir como enseñanza que las enfermedades sólo pueden ser sanadas médicamente, resulta difícil asumir de momento que Dios puede sanarnos a través de nuestra Fe. Allí se puede producir la disonacia cognitiva, que nos genera malestar y que producirá que decidamos evadir el tema.
La duda se produce en nuestra mente, cuando no concuerda la información que tenemos sobre algún tema, con la que se nos presenta. O cuando no tenemos ningún conocimiento de algún tema y se nos presenta información que nos cuesta asimilar. Pero también puede ser utilizada por el adversario, para que nos apartemos del propósito de Dios.
El Adversario usa La Duda
Aveces podemos llegar a creer, que la duda proviene del adversario, pero aunque puede ser utilizada por el, está arraigada en nuestras creencias. Podemos comprobar eso cuando vemos a Pedro undirse en las aguas, cuando fue llamado por Yeshua (Jesús). El Maestro le pregunta «porque dudaste?», demostrando que la duda estaba en Pedro y no en algún espiritu maligno.
Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Mateo 14:29-31, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Sin embargo, a pesar de que se encuentra en nosotros, no quiere decir que el enemigo no la pueda utilizar en nuestra contra. El limite de la fe está demarcado por las cosas que decidimos creer, y lo que creemos viene de lo que vemos, oimos, o percibimos de las cosas. Es por ello que constantemente estamos siendo adoctrinados con datos científicos, que no necesariamente esten errados, sino que no nos dejan ver mas allá del mundo material.
Al igual que Pedro, las cosas que apreciamos en nuestro entorno limitan nuestras capacidades, ya que apreciamos el mundo físico en todo momento. Por tanto debemos poner nuestra mirada en lo sobrenatural, para poder afrontar situaciones que una persona común no puede afrontar. Nuestro adversario es un ser espiritual, y sus artimañas consisten en alejarnos de la espiritualidad mostrandonos siempre los limites de lo material.
La Fe es un Don
En el libro de Romanos podemos ver que la Fe es un Don, que es entregado a cada uno según lo que Dios disponga para cada quien (Romanos 12:3). Por lo tanto podemos entender que recibimos una medida, pero también podemos entender al ver a Pedro, el cual luego podía incluso resucitar muertos, que podemos crecer.
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Romanos 12:3, Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Es así como la duda puede influir negativamente en nosotros, provocando que nuestros frutos se vean reducidos. Pero con la preparación y perseverancia, podemos optimizar nuestros Dones, para que el limite de la fe, sea determinado por Dios para nosotros y no por la duda. De este modo, conoceremos cuales son nuestras capacidades al ejercer el servicio.
No permitamos, que la duda crezca en nosotros. Podemos detectarla cuando sentimos cierto malestar (disonancia cognitiva), al ver confrontadas nuestras creencias, con la situación en la que nos encontremos. Evitemos el error de Pedro en aquel momento, y no apartemos nuestra mirada de Dios y que nuestra voluntad sea el cumplir lo que nos pide.
